En la última semana te hemos hablado sobre el Ayuno Intermitente como técnica alimentaria que puede traerte muchos beneficios. Hoy te tenemos que decir algo que posiblemente ya sabes: La báscula te miente.
No, no es lo que crees, claro que la báscula te dice lo que hay pero… ¿Sabes lo que significan esos datos que la báscula te proporciona? Interpretar un resultado es la clave para no caer en la desesperación.
Confía en tu progreso, no en tu báscula
Llevas 2 semanas cuidando tu alimentación y haciendo ejercicio físico, te sientes motivado/a y crees que todo va como la seda, pero luego te colocas en la báscula y de repente desaparece toda esa alegría y satisfacción. ¿Por qué? Porque la báscula te dice que has engordado. ¿Cómo es posible? ¿Qué estoy haciendo mal?
Te entendemos, esto es una duda muy normal. Si no tienes un profesional de la nutrición o un entrenador personal, podrías estar fallando en algún apartado específico de tu rutina, pero generalmente, lo más probable que estés fallando es en tu interpretación de lo que dice la báscula.
Te sentías bien antes de pesarte, motivado/a, con fuerza y satisfecho por tu entrenamiento y alimentación, no dejes que un dato tire por tierra todo lo que ya has conseguido. Tu primer cambio no es físico, sino mental. Si sientes que estás progresando confía en ello, no en un dato que a priori, sin interpretación, no significa nada.
¿Diferencias la grasa del músculo?
Seguro que en algún momento te han planteado la duda de… ¿Que ocupa más volumen, un kilo de paja o un kilo de plomo? La grasa y el músculo funcionan de la misma forma. Un kilo de grasa es el equivalente a 1 kilogramo de manteca, que como te imaginas, abulta mucho más que un kilogramo de jamón.
Además de la diferencia en volumen, debemos tener en cuenta que el músculo nos ayuda a perder peso de forma pasiva, ya que quema calorías, entorno unas 45 calorías diarias, mientras que la grasa apenas unas 3 calorías. Puede que al principio del entrenamiento sientas que te ves igual e incluso pesas más, pero no te preocupes, ya te lo hemos dicho antes, tienes que centrarte en el proceso, no en la báscula, y al final le encontrarás resultados.
Algunos factores que debes tener en cuenta
El peso corporal puede fluctuar
Es algo que probablemente ya has notado, en función de las comidas que se realizan, la retención de líquidos, visitas al baño… El peso corporal puede cambiar de un día a otro hasta en dos kilogramos.
Realiza una media del peso
Lo mejor que debes hacer es pesarte todos los días, a la misma hora, y preferentemente sin ropa (para no añadir ese peso). Al final de la semana, suma dichos pesos y haz una media, así tendrás una idea casi exacta de tu peso real.
Misma postura, misma superficie
Debes tratar de pesarte siempre en una postura similar, colocando los pies en una zona concreta de la misma forma, y al mismo tiempo hacerlo en un suelo liso, sin moqueta ni alfombras.
¿Qué báscula utilizas?
Nada más pesarte y comprobar que el dato no se ajusta a la idea que tenías en mente, puede ser que pienses que la báscula está rota. Como ya has comprobado, el peso está sujeto a la interpretación. Cuestiones como el índice de masa corporal o el porcentaje de grasa corporal están a la orden del día para conocer con exactitud cómo se compone tu cuerpo.
Es posible que tu báscula algo antigua funcione perfectamente pero no te indique estos datos. Nuestra recomendación es que para obtener datos precisos sin depender solo de la báscula, consultes a un profesional, ya que además de interpretar estos mismos datos puede orientarlos hacia un cambio físico.
Aún así, también te mostramos una alternativa que puede serte muy útil, la báscula inteligente.
¿Qué es una báscula inteligente?
Una báscula inteligente es una báscula que se conecta con tu móvil y te permite obtener otros datos además del peso, como son la altura, el índice de masa corporal y más. Es una buena solución para llevar a cabo un control de estas estadísticas.
